A Tug of War Over Solar Tariffs

The United States trade case against Chinese manufacturers of solar panels took a step toward completion Wednesday with a final hearing before International Trade Commission on whether cheap Chinese imports have injured or threatened to injure the domestic solar industry. The Commerce Department found earlier this year Chinese companies, dominate global panel business, were quite benefiting from unfair government subsidies and were selling their products below the cost of production on the American market. In March, the department imposed anti-subsidy tariffs of 2.9% to 4.73%, and in May, it added anti-dumping duties of at least 31%. Those rulings were preliminary, the department is due to announce its final decision on both on Oct. 10. (NYTimes – 04/10/2012)

But for any tariffs to go into effect, the trade commission must find Chinese pricing practices have actually harmed or threatened to harm American industry, a determination is not expected until November. The solar case has become one of the sharpest sticking points in growing trade tensions between United States and China, which have surfaced in the presidential contest as well. In trying to make a case for harm, a group of American solar industry executives told the panel of commissioners on Wednesday that they had been forced to close plants, scale back production and lay off workers at a time when they should have been able to take advantage of rising demand for their products. They said that they were unfairly undercut by Chinese suppliers that had been able to sell at loss and continue operating, despite tottering on brink of bankruptcy, because of generous support from the state-owned banks. Kevin Kilkelly, president of sales in the Americas for SolarWorld, the German-based manufacturer that originally filed the trade complaint, said that his company had already shut down one facility and laid off nearly 200 workers. “Now, more workers and production at our Hillsboro, Oregon, facility are threatened”. “We hope that with relief from this case, we will be able to stop the harm to this industry and return to fair competition in this market”. But tariff opponents argued that SolarWorld had largely brought its problems on itself, and had proved unable to compete in a world where the low price of natural gas and declining subsidies were putting pressure on solar manufacturers to cut their prices sharply in order to survive.

SolarWorld, they said, had bet on a more expensive technology for its panels and failed to pursue potentially lucrative utility sector quickly enough. Alan King, general manager of Canadian Solar’s business in United States, said that it was critical to pick an efficient technology, but one that would work in marketplace. He named Evergreen Solar and Solyndra, both bankrupt, as companies that had not made good choices. “The continuing importance of innovation in the solar industry cannot be overstated”. “Our goal has to be to reach grid parity”. Some said that the trade dispute had harmed their businesses because of a preliminary finding of “critical circumstances” allows tariffs to be applied retroactively to goods entering the country 90 days before the ruling. The International Trade Commission will uphold or reject that finding, assuming that it remains in the Commerce Department’s final determination in the case. Marco Mangelsdorf, a solar contractor from Hilo, Hawaii, told the panel he had received a notice that he owed about $138,000 in duties (his profit for the year) on a $54,000 order placed before tariff announcement. He said he had become “collateral damage in a much wider economic and political dispute between countries and titans of the solar electric industry.” “To harshly penalize me and my small business and employees, along with the other independent American businesses caught in this same government retroactive tariffs dragnet, cannot and should not be seen as just or fair,” Mr. Mangelsdorf said.

El Siglo de los Ancianos

Si el siglo XX fue el siglo de los jóvenes, el XXI será el de los viejos. A mitad de siglo, 1 de cada 5 personas en el mundo estará por encima de 60 años, superando por primera vez a la población infantil, hecho insólito en Historia de la humanidad. No hay ningún segmento de la población mundial que crezca a mayor velocidad. En 1950 eran unos 205 millones sobre una población mundial de 2.500 mills. Ahora mismo, los que hemos cumplido ya los 60 años somos 810 millones sobre una población de 7.000 millones, el 11% de la humanidad. Y en 2050 espero no estar todavía entre los 2.000 millones de más de 60 años sobre una población de 9.300 mill., porcentualmente el doble que ahora; aunque no puedo excluirlo puesto que habrá ya 3’2 millones de personas que han alcanzado los 100 años, número 10 veces mayor a los que hay ahora. (Lluís Bassets – El Pais.com – 04/10/2012)

No será la única gran novedad del siglo en que estamos navegando desde hace 12 años. Y también será el siglo población urbana y de las megaciudades: desde hace un par de años los urbanitas somos mayoría en el planeta. El siglo de las mujeres: de las trabajadoras que se incorporarán al mundo laboral en países ya emergidos y que garantizarán continuación del crecimiento; las mujeres ancianas. Ahora hay 84 hombres para cada 100 mujeres de más de sesenta y 61 ancianos por cada 100 ancianas de más de 80. Una tendencia que se acrecentará si vemos la pauta de Japón, país que experimenta de forma más radical la tendencia, su actual 31% de población por encima de 60: allí hay ahora más de 40.000 centenarios, que serán 600.000 en 2050 y de los cuales 500.000 serán mujeres. Todas estas cifras no son curiosidades sobre el mundo que nos espera sino indicios de cambios profundos que transformarán nuestras vidas. Las consecuencias escapan a los cálculos que podamos hacer ahora mismo sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y sanitarios, el alargamiento de la edad laboral, la aparición de nuevos estilos de consumo y nuevos mercados, empobrecimiento de las clases medias o seguridad de las ciudades donde vivirá esta población especialmente vulnerable, sensible, a la pérdida de rentas. También habrá consecuencias políticas de calado: influirán en el voto o en la forma de hacer política y gobernar. Este nuevo mundo envejecido es hijo del éxito. Aunque a muchos no les guste como horizonte, es una excelente noticia para la humanidad, fruto del alargamiento de la expectativa de vida. Las causas son claras: las mejoras en los sistemas de salud, el aumento de la calidad de vida, e incluso la paz y la estabilidad geopolíticas, pero también la caída de la natalidad. Vivimos mejor, durante más tiempo, nacen menos seres humanos. 2 tendencias, que caracterizaban a los países desarrollados, afectan ya plenamente al conjunto del planeta, sobre todo a llamados países emergentes, con una nuevas y extensas clases medias que se incorporan al consumo y a un incipiente estado del bienestar.

En 2050 habrá 64 países que serán como es hoy Japón en cuanto a envejecimiento de la población, entre los que se incluye todos los desarrollados, pero muchos de los que pertenecieron al mundo en desarrollo. En España la tendencia al envejecimiento es mayor que en el resto de Europa, ya que ahora los mayores de 60 años representan exactamente el mismo 22% que en el conjunto del continente, pero en 2050 será el 38’3%, 4 puntos por encima. Todos estos datos, ya bien conocidos de los demógrafos, son noticia estos días gracias a la publicación de un valioso estudio realizado por un grupo de organismos internacionales coordinados por Naciones Unidas, titulado «Envejecimiento en el siglo XXI». Una celebración y un desafío. Con independencia de la mirada hacia el futuro, el informe es de una actualidad indiscutible, porque muchos de los problemas de mañana ya existen hoy en una versión todavía limitada. Muy oportunamente Naciones Unidas señala que la población de edad provecta es especialmente vulnerable a abusos financieros, tal como ha quedado demostrado en España en los últimos meses con desaparición de los ahorros de muchos de nuestros seniors gracias a la pésima información suministrada por bancos y cajas sobre productos como participaciones preferentes, cuotas participativas o la deuda subordinada. Guerras y las revoluciones corresponden a la época de la humanidad en que había más jóvenes que viejos. Así, un mundo con más viejos que jóvenes será más conservador, menos dado a aventuras, utopías que puedan terminar mal. Las propuestas políticas que impliquen sacrificar a las actuales generaciones en favor de generaciones futuras tendrán una acogida cada vez más tibia en estas sociedades envejecidas. Sociedad más vieja es una sociedad que vive más, mejor, amarrada a resolución de problemas de su presente.