With a Transition Near, New Questions in China

With only 6 weeks to go before formal unveiling of a new set of leaders for China, the Communist Party elders and senior officials are still deciding who will ascend to the top ruling bodies and what policy direction they will adopt for new team, political insiders and analysts say. After nearly a year in which planning for succession has been upset by an extraordinary string of scandals, the leaders and elders have finally agreed on Nov. 8 as the date to begin the 18th Party Congress, the climax of just second peaceful transfer of power in China’s Communist era. Much of the back-and-forth over succession, which officials have kept behind a curtain of secrecy, has involved horse-trading over leadership positions between a faction led by President Hu and one loyal to his predecessor, Jiang Zemin. In recent negotiations, Mr. Jiang and his allies, who include Xi Jinping, the designated heir to Mr. Hu, appear to have had the upper hand, several political insiders said. Mr. Jiang’s attendance at a concert on Sept. 22 was interpreted by some as a signal that he was still a force in the game of imperial politics. One blow to Mr. Hu this summer was the quiet unfolding of a scandal involving a powerful politician, Ling Jihua, who is Mr. Hu’s fixer. Now another stress point is becoming evident: Mr. Hu appears on the defensive over his legacy because of growing criticism that policies enacted during his decade-long tenure were responsible for the excessive growth of security forces and also stalled an overhaul of the Chinese economy that is needed to maintain its dynamism. “Right now, I think Hu feels very worried because a lot of people both inside and outside the party have been criticizing him,” said a party intellectual with ties to the leadership. “Some say he’s the worst leader China has had since 1949. Conflicts in society have intensified; monopolistic and antimarket tendencies in the economy seem to have intensified; and there’s been no real progress on reform.” Plans for political agenda and some slots in the new leadership have been tightly contested and closely held. Several people with ties to top leaders usually aware of details for party congress said they did not even know the event’s starting date until shortly before it was announced. In recent weeks, a territorial dispute with Japan and sobering economic statistics that point to a worrisome slowdown have added stress. But much greater factor behind uncertainty and delay, insiders say, has been the fallout from scandals. The ripples are still being felt. On Friday, along with announcing the date of the party congress, Chinese leaders said Bo Xilai, who was felled this year by a seismic scandal, would be expelled from the party and prosecuted on a wide range of accusations, including taking bribes and abusing his power (…..)

Link: http://www.nytimes.com/2012/10/02/world/asia/chinese-communist-party-still-unsettled-over-changes.html

Romney, urgido de un golpe de efecto en el debate presidencial

El candidato republicano a la presidencia de EEUU, Mitt Romney, afronta este miércoles primer debate electoral urgido de un golpe de efecto, una carta sorpresa, que cambie bruscamente una tendencia que ahora mismo le es adversa. De acuerdo con las encuestas, Mitt Romney tiene hoy las elecciones perdidas, no dispone, de entrada, de ninguna baza clara con la que reducir la ventaja alcanzada por Obama. Ni siquiera la economía, que al principio de esta campaña era el argumento casi exclusivo del Partido Republicano para recuperar la Casa Blanca, es ya un terreno favorable para la oposición. Modestos signos de recuperación, unidos a la confusión sobre propuestas del tándem Mitt Romney-Paul Ryan, han eliminado la ventaja que hasta hace poco tenían los republicanos en ese campo. Hoy Obama está por delante en las encuestas que preguntan qué candidato ofrece mayores garantías para la mejora de la economía o en quién confía más para mejorar su actual situación. En todo lo relativo a impuestos, déficit y gasto público, asuntos preferidos por los conservadores, los beneficios electorales para Romney parecen ahora escasos. La economía, pese a todo, seguirá siendo tema estelar la noche del debate. Romney tiene que intentar convencer a sus compatriotas de que Obama ha fracasado en estos cuatro años y no ha ofrecido razones suficientes como para concederle cuatro más. Pero, probablemente, Romney buscará el milagro en algún otro terreno. La política exterior podría ser uno de ellos. La opinión de norteamericanos sobre la política exterior de Obama, hasta ahora positiva, se ha visto perjudicada, a juzgar por las encuestas, por ataque del 11 de septiembre contra consulado norteamericano en Bengasi, en el que murió el embajador en Libia, Chris Stevens. La primera reacción de Mitt Romney, en la que criticó la actuación del presidente, se volvió claramente en su contra. Pero, posteriormente, una serie de datos aportados por la investigación han entrado en contradicción con la primera versión oficial y han hecho aparecer a la Administración algo débil en el manejo de este asunto. Hasta hace poco, Gobierno sostenía que el ataque había sido reacción espontánea contra la película sobre Mahoma. La propia embajadora ante la ONU, Susan Rice, lo dijo hace 10 días. Los servicios secretos han aportado después datos que indican una conexión entre el ataque y grupos terroristas vinculados a Al Qaeda que operan en el norte de África, quizá la propia Al Qaeda en el Magreb, una de las secciones más activas de esa red. El diario The Wall Street Journal, que sigue este tema de forma minuciosa, mencionaba el martes la posibilidad de que el ataque fuese dirigido por un extremista liberado de la cárcel en Egipto durante la revolución de ese país. En su defensa, la campaña de Obama dice que republicanos tratan de politizar este caso por razones electorales. Pero, aunque sea cierto, también lo es que el presidente llega al debate del miércoles en Denver con una posición poco definida en un asunto importante para la seguridad y la política exterior de EEUU. Sin embargo, el mero hecho de que se especule sobre cuál puede ser su bala mágica, es una prueba que Romney aborda el debate en una situación desesperada. Está obligado a atacar, lo que, de nuevo, le coloca ante un guion que no es el que se corresponde con su naturaleza. Enfrente, además, tiene a alguien que no es fácil de atacar. Los debates no están considerados la especialidad de Obama, pero el presidente posee un temple que le puede ser útil en noches como esta. (Fuente: El Pais.com – 03/10/2012)