Latinoamérica toma nota del milagro económico surcoreano

Devastado por la guerra, sin apenas infraestructuras y con una economía casi de subsistencia, Corea del Sur es hoy un país líder en tecnología, industria y educación cuyo gran salto económico sirve de fuente de inspiración en Latinoamérica. Países como Guatemala, Ecuador y Uruguay observan a la que es la 4ta economía de Asia para aprovechar su extraordinaria experiencia de desarrollo económico, con un PIB per cápita que ha pasado de 103 dólares en 1962 a casi 24.000 en 2011. La clave del llamado «milagro del río Han» (sobrenombre del rápido desarrollo económico) reside en que desde 1963 «los gobiernos han sabido aplicar y modificar adecuadamente sus estrategias económicas» en varias etapas, indicó a la Agencia Efe el investigador jefe del Instituto de Políticas Económicas de Corea (KIEP), Choi Nak-gyoon. (Fuente: Agencia EFE – 10/07/2012)

¿Podrían aplicarse estrategias desarrollo surcoreanas a países como Guatemala o Ecuador? Aunque no recomienda copiarlas al pie de la letra por su diferente contexto histórico y socioeconómico, el doctor Choi cree que les pueden aportar valiosas lecciones. El ministro guatemalteco de Economía, Sergio de la Torre, representantes de Ecuador y Uruguay visitaron la semana pasada Corea para adquirir conocimientos prácticos sobre su experiencia de desarrollo. Para De la Torre, la primera lección aprendida en esa visita es que hay que aumentar los esfuerzos para capacitar recursos humanos cualificados, ya que, «por mucha inversión que se pueda atraer, ésta no sirve de nada si no poseemos personal adecuado», indicaba a Efe durante su estancia en Seúl. Ya en los años 60 Corea del Sur, un país pequeño y escaso en materias primas, comprendió que la fuerza de trabajo de sus habitantes era su más valioso recurso y la enfocó a producir bienes de exportación en la industria ligera, en lo que fue la semilla del desarrollo posterior. El titular de Economía de Guatemala señaló que su Gobierno pretende avanzar en competitividad con agresivas políticas para atraer capital extranjero, otra de las claves del gran salto surcoreano. Los flujos de capital extranjero, combinados con una abundante, barata y eficiente mano de obra, impulsaron en la Corea del Sur de los años 70 la producción industrial, que se orientó a bienes complejos como barcos y químicos. Mientras, el movimiento comunitario «Saemaul Undong», promovido por el dictador Park Chung-hee, movilizó a millones de personas para renovar infraestructuras del país y combatir la pobreza y el subdesarrollo de las áreas rurales. Durante una reciente visita al país asiático, viceministra de Finanzas de Ecuador, María Dolores Almeida, confesaba a su vez a Efe su interés por las políticas educativas de Corea del Sur, donde el fracaso escolar es prácticamente inexistente y nueve de cada diez jóvenes logran llegar a la universidad. Desde los años 80, en que grandes conglomerados o «Chaebol» como Samsung, Hyundai o LG se consolidaron como principales motores de crecimiento del país asiático, las políticas de liberalización económica han fomentado la cultura de la competitividad en escuelas e institutos. Así, la fiebre educativa de Corea del Sur, cuyo Gobierno ha incrementado este año un 9,3% el presupuesto destinado a este sector, se traduce cada año en cientos de miles de jóvenes preparados a medida de los «Chaebol». Para Almeida, coordinación entre el sistema universitario y las necesidades de las industrias es otra «valiosa lección» que Corea del Sur puede aportar a Ecuador, cuyo Gobierno también incrementó este año su presupuesto en materia educativa y convocó 49.000 nuevas plazas de personal docente. En un contexto de creciente competencia, Corea del Sur no está entre países que más gastan en educación (3,4% del PIB en 2012, mientras la media de países desarrollados ronda 4,5%), pero su eficiente modelo podría aportar valiosas ideas en la heterogénea realidad de América Latina.

Las grandes economías, excepto Brasil, se desacelerarán según la OCDE

La mayoría de grandes economías se desacelerarán en próximos meses, tendencia de la que sólo se salvaría Brasil, donde se espera un repunte, según los indicadores adelantados de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico. Indicadores, que han demostrado su fiabilidad en anteriores ocasiones, asestarán un duro golpe a las esperanzas que aún tienen los responsables de las políticas monetarias de todo el mundo de que se produzca un resurgir rápido de un periodo de actividad renqueante que comenzó a finales del año pasado y aumenta la probabilidad de que se implanten más medidas de los bancos centrales para apoyar crecimiento. El organismo con sede en París dijo el lunes que su indicador adelantado de actividad económica en los 34 países desarrollados que representa bajó en mayo al nivel de 100,3 desde 100,4 de abril, que la OCDE calificó de «moderación del crecimiento». Indicadores adelantados para economías en desarrollo son incluso más pesimistas, apuntan a «desaceleraciones», es decir, crecimiento por debajo de la tendencia a largo plazo, en los casos de China, India y Rusia. «Los indicadores adelantados compuestos (…) apuntan a una desaceleración de la actividad económica en la mayoría de grandes economías OCDE y desaceleración más marcada en la mayoría de grandes economías no pertenecientes a la OCDE». Entre economías desarrolladas, la principal debilidad sigue estando en la eurozona, cuyo indicador adelantado apunta a una continua desaceleración. Sin embargo, la perspectiva para las grandes economías en desarrollo también se ha debilitado mucho en los últimos meses. El indicador adelantado de China ha caído todos los meses del presente año y volvió a caer en mayo a 99,2 desde 99,4. Otro indicio más de que la segunda mayor economía del mundo se está desacelerando fue la tasa de inflación anual de China, que cayó en junio a su nivel más bajo en casi dos años y medio. China redujo la semana pasada su tasa de interés de referencia, al igual que los bancos centrales de Reino Unido, la eurozona, Dinamarca y Kenia, aunque estas decisiones no parecen haber tranquilizado a inversionistas. La principal excepción a la tendencia general a la baja fue Brasil, cuyo indicador adelantado subió en mayo a 99,2 desde 99 en abril, lo cual considera la OCDE como un indicio de que el crecimiento repuntará. (Fuente: The Wall Street Journal – 10/07/2012)

Western donors could learn from Brazil’s new brand of development aid

Technical advice and capacity building have been central to much of western aid over past few decades but examples of success are hard to come by. On a recent visit to Brazil I was struck by the confidence with which many of those involved in fleshing out what might be described as the Brazil model of south-south co-operation insisted that they would succeed where so many had failed. I was not entirely convinced, some of the problems of the aid relationship (related to power, ownership, culture and information) are fairly intractable however you go about seeking to resolve them. But there is one aspect of the Brazil model that made me cautiously optimistic that it may be more effective than traditional donor approaches: limiting of scope to areas of direct and recent experience. Brazil exports success. Rather than advising governments on what should work, the hallmark of much western advice for decades, Brazilian co-operation is based directly on what manifestly has worked. Understanding the agriculture sector in the past 10 years or so has been the mainstay of Brazil’s economic and social progress. While presidents Luiz Inácio Lula da Silva and Dilma Rousseff have kept well away from any deep land reform, much to the despair of their critics on the left, radical investments in small-scale farmers, to complement the continued might of mega-plantations, has led to increased food supply, reduced hunger in rural areas and, crucially, stimulated internal demand, with knock-on effects for the rest of the economy. The technology, research and policy ideas associated with this progress forms the core of Brazil’s agriculture co-operation, about a quarter of its aid effort. In health, Brazil’s second largest co-operation sector, the human milk bank is a flagship initiative demonstrating how milk can be donated by mothers, categorised according to its nutritional quality, and supplied to premature babies. The zero hunger strategy linking social safety nets to school attendance is another of Brazil’s proudest achievements, one that it is working actively with the World Food Programme to share with other countries. Organisation for Economic Co-operation and Development donors claim to have expertise on all aspects of development, from budgeting to education, resolving conflict, ending maternal mortality and everything else, but their actual experience of such issues in a development context is a distant memory at best. In contrast, Brazil, like other southern countries, is still contending with extreme poverty at home, especially in the rural north-east, so it knows the challenges first-hand. Brazil’s experts are not part of an overpriced development industry, but are drawn directly from sector ministries and give their time as part of their regular salaried jobs. People responsible for success at home are very ones sent abroad, providing direct link and plenty of experience to share with counterparts, with the Brazilian Co-operation Agency playing only a co-ordinating role (…..)

Link: http://www.guardian.co.uk/global-development/poverty-matters/2012/jun/28/western-donors-brazil-development-aid