¿¿ Se siente Brasil parte de América Latina ??
31/05/2013 Deja un comentario
Llevo 14 años viviendo en Brasil e informando para este periódico desde allí. Existe una pregunta sencilla, aún sin respuesta para mí, dirigida decenas de veces tanto a gente común, como profesores de Universidad, políticos o escritores: ¿¿se siente Brasil parte de América Latina?? He recibido contestaciones diversas y me he convencido de que es un tema que afecta, del que cuesta hablar y que cuando se hace, suele pedírsele al periodista anonimato. (Fuente: Juan Arias – El País.com – 29/05/2013)
Sin duda, la clase pensante del país, la que ha estudiado en la Universidad, viaja y lee periódicos, no tiene dudas de que Brasil es y tiene que ser parte de la región. Todos ellos conocen, aunque sin excesiva profundidad, los problemas de los otros países de América Latina, sobre todo de América del Sur. Cuestión diferente es la clase media- baja, la que no ha estudiado, no lee prensa y sólo ve televisión. En la pequeña pantalla, Latinoamérica solo existe cuando estalla una catástrofe, algo parecido a lo que pasaba con Brasil en España hace 20 años. Si a uno de esos millones de brasileños se le pregunta que saben sobre otros países del continente la gran mayoría no distingue a Guatemala de Egipto o a El Salvador de Alemania. De conocer algo, son siempre Argentina o México los países involucrados, pero solo por el fútbol. De Venezuela sabían cuando vivía Hugo Chávez, pero tampoco demasiado. En general, los brasileños ilustrados son conscientes que el país es y puede convertirse aún más, en una pieza clave en el continente, incluso de liderazgo. Brasil ha participado de la aversión a la potencia norteamericana, considerada una intrusa que ha querido manejar la región. Fundamentalmente ha sido la izquierda brasileña, que aún mantiene grandes reservas con las relaciones entre los 2 países, lo que ha llevado a abrir más caminos cooperación en las regiones de Asia y África, por ejemplo, o centrarse sólo en la política de acuerdos del Mercosur más que en el acercamiento a Estados Unidos. El problema de fondo es el sentimiento que brasileños tienen de ellos mismos. Si preguntas a bocajarro si se sienten latinoamericanos, unos dudan algunos segundos la respuesta y otros confiesan que no. Dos escritores del país, en conversación larga me dijeron que ellos se sentían “brasileños”. Si uno profundiza para saber qué implica considerarse geopolíticamente brasileños, responden que esa es una discusión abierta desde tiempos del Imperio. Curiosamente, otros creen que los brasileños, sobre todo los jóvenes, se sienten más cercanos a la cultura norteamericana que a la latina, por la música, el cine y por las costumbres. Mientras, los de mayor edad se ven más cercanos a la Bel Epoque de Francia.
Lo que sí aparece en todas las reflexiones es la barrera lingüística. De ahí que desde los tiempos de la Presidencia Sarney se comenzase a pensar en un Brasil bilingüe portugués y español. La ley que obliga a las escuelas a ofrecer la enseñanza del español a los niños que lo soliciten estuvo diez años en el parlamento antes de que se aprobara. Ya en vigor la idea no ha prosperado por falta de profesores, se dice, mientras existe una corriente que pretende favorecer el aprendizaje del inglés, fundamentalmente en las Universidades públicas, bajo el pretexto de que es la “lengua de la ciencia y de la tecnología”, y por tanto, según ellos, del futuro. Es muy importante que los latinoamericanos de lengua española entiendan esta dificultad para sentirse parte integrada del continente. Más aún, creo que dependerá mucho de nosotros, empezando por los españoles, el ayudar a los brasileños a sentirse y actuar como verdaderos latinoamericanos a pesar de la diferencia lingüística. Brasil necesita estrechar lazos no solo con sus hermanos Mercosur, sino con grandes países del continente como México, Chile, Colombia o Perú, en un momento de la Historia en el que América Latina aparece como la esperanza del mundo por sus riquezas de alimentos y sus reservas de agua. Los expertos afirman que dentro de 20 años el 60% de los alimentos de todo el mundo será cultivado en esta región. Lo positivo es que tanto la presidenta Rousseff como el ex-mandatario Lula y buena parte de los intelectuales de la oposición liberal tienen una conciencia clara de que Brasil nunca sería lo que es y lo que aún podrá representar a escala mundial, desgarrado de sus raíces continentales.